Que bonitas palabras son. Derechos y obligaciones. Vamos a comentarlas un poco.
De los derechos, hay dos buenas descripciones en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. La primera dice (y cito) “facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la autoridad establece en nuestro favor…” y la segunda dice “conjunto de principios y normas, expresivos de una idea de justicia y de orden, que regulan las relaciones humanas en toda sociedad y cuya observancia puede ser impuesta de manera coactiva…”.
De las obligaciones, y en el mismo diccionario pone: “vínculo que sujeta a hacer o abstenerse de hacer algo, establecido por precepto de ley, por voluntario otorgamiento o por derivación recta de ciertos actos”.
Ahora surge el problema. Alguien quiere que la segunda (obligaciones) desaparezca de la lengua española, y lo esta consiguiendo. Llevamos unos cuantos años en los que nadie se atreve a decir “no” a nada, y como bien me dice en algunas ocasiones un compañero, al que llamaremos Filemon y que en breve publicara alguna entrada, es todo culpa de nuestra querida Democracia.
La Constitución española lleva ya en vigor 30 años. Es la que esta mas perfeccionada del mundo, de hecho son muchos articulos, los suficientes para que casi nada se quede al aire. Solo hay que compararla con la de Estados Unidos, que es un folio por delante y por detrás, y encima a doble espacio. Pero bueno, me estoy yendo por los cerros de Ubeda.
En que se basa Filemon para culpar a la Democracia de esa manera. Pues es muy sencillo. A la vez que los españoles somos un poco descerebrados para acordarnos de algunas cosas, recordamos cosas de hace muchos años con todo lujo de detalles. Y de hay viene el problema. España vivio una epoca de casi 40 años de dictadura, en la que se decía que “si” a lo lógico y que “no” a lo abusivo, a lo irrealizable, a lo desproporcionado y a lo que soltaban por la boca algunos imbéciles que solo sabían dar por culo. Hoy esto ha cambiado. Los políticos solo saben decir “si”, por miedo a que los tachen de antidemócratas o de fascistas o de ultrarrojos. Eso se llama “vivir en una democracia acomplejada”.
Voy a poner un par de ejemplos (uso nombres inventados, ya sabéis):
- Joaquín Vilches Heredia, hombre de 35 años años, de etnia gitana, vive en una vivienda que consiguió de forma gratuita en el extrarradio de una ciudad. A los dos días de habitar la casa, esta ya estaba en estado ruinoso por culpa de la mala gestion de Joaquín. 10 años mas tarde se queja de que el ayuntamiento lo tiene a el y a su familia viviendo como ratas y que quiere una casa nueva. Salen los “demócratas” con sus pancartas, hacen ruido y Joaquín tiene casa nueva. Joaquín no trabaja. Joaquín tiene un BMW de 12 millones de pesetas aparcado en la puerta. Joaquín tiene más derechos que nadie. Joaquín no tiene obligaciones.
- Fátima Mohamed Abdelkader tiene un leve dolor de cabeza. Se acerca al servicio de urgencias públicas. Hay una cola del carajo. Piensa que tiene mas derecho que nadie a pasar, por que su dolor de cabeza le duele a ella, pero a los de la cola no les duele su cabeza, en todo caso le dolerá otra cosa, pero para ella lo primero es su cabeza. Le dicen que hay gente esperando. Ella se irrita sobremanera y sale a relucir la palabra mágica. Racismo, esto es racismo y xenofobia. Al final, por no escucharla más, la cuelan. Fátima no trabaja. Fátima no contribuye con la Seguridad Social. Fátima acaba de conseguir una vivienda como la de Joaquín. Fátima tiene más derechos que nadie. Fátima no tiene obligaciones.
Por culpa de esta democracia acomplejada esto va terminar mal. Se va a convertir en el Corral de la Pacheca.
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