Condena y cadena.

Desconozco si en el momento de escribir este post habrán localizado del cuerpo sin vida de Marta del Castillo, pero a quien si han encontrado es a su presunto asesino.

Con esta escueta entrada quiero dar inicio a un nuevo apoyo desde mi blog a la instauración en España de la cadena perpetua.

Pero antes que nada quiero definirla. La cadena perpetua es “la pena aflictiva que dura tanto como la vida del condenado” o “la pena aflictiva cuya gravedad solo es menor que la de la pena de muerte”.

Prefiero la primera definición, ya que soy contrario a la pena de muerte.

Y los casos en los que los aplicaría son muy concretos:

- Delitos de terrorismo o pertenencia a banda armada. Así seguro que cualquier "borrokilla" analfabeto sin dos dedos de frente se lo pensaría mejor el pasar de quemar contenedores de basura y autobuses a disparar de forma traicionera, vil y cobarde en las nucas de los demócratas.
- Delitos de sangre de especial crueldad. Los que por sus métodos de especial sadismo u odio generen para la victima un exceso de dolor o sufrimiento evitables.
- Delitos de pederastia. Su solo nombre lo indica, además tras aplicárseles la castración física o química.
- Delitos políticos. Los que sean cometidos por la clase política tales como corrupción, y especialmente los que afecten de forma directa a los ciudadanos.

Y eso de vivir de a cuerpo de rey en la cárcel se acabo. Los que estén en el talego, a trabajar para comer. Habiendo tanto que hacer: arreglar carreteras, levantar viviendas de VPO, apagar incendios y restaurar los bosques tras sus efectos, recoger aceitunas o hacer de mamporreros de elefantes en los zoos.
¿Trabaja? Come.
¿No trabaja? Pues no come, y sin dejarle morir de hambre, se le alimenta de forma artificial.

Así poco a poco dejaríamos de tener a tanto indeseable hijo de puta por las calles.
¿O no?