Esta madrugada, en plena noche insomne, vi un pequeño reportaje en TVE.
En el se hablaba de una conferencia a la que ha asistido como ponente el premio Nobel de economía de 2008, Paul Krugman. Estadounidense. De ideología socialdemócrata, al igual que nuestro querido ZoplaPollas.
Krugman afirma que la salida de la crisis en España será "extremadamente dolorosa", recomendando una bajada radical de salarios y precios al consumo, ya que los sueldos están muy sobrevalorados y la subida de precios ha sido superior a lo que el mercado puede aguantar, asegurando que el país necesitaría una deflación relativa cercana al 15%. Mas aun, dice que la situación “extremadamente dolorosa” tendrá una duración de 5 a 7 años, echando por tierra las previsiones de Pedro “Nodoyuna” Solbes, que manifestaba que la situación empezaría a remontar en 2010.
En el gobierno de España nadie se podía esperar lo que este hombre diría. Un palo. Una bofetada moral. Y puestos a creerse a alguien, yo lo hago en alguien que tiene en su poder un Príncipe de Asturias y un Premio Nobel antes que un político que en dos ocasiones que ocupa el ministerio de economía, dos veces que arruina el país.
Pero puestos a defender a alguien, defenderé a un español, aunque no a los sinvergüenzas que nos gobiernan sino a quien, sin ser político, predijo esta situación, o una similar, hace ya algo mas de 10 años: Arturo Pérez Reverte. En un artículo escrito en “El Semanal” el 15 de Noviembre de 1998, titulado “Los Amos Del Mundo”, decía:
Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.
Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.
Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.
No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.
Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.
Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días.
Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.
Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, ¡oh, prodigio!, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.
Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.
Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con su puesto de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.
Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.
Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.
Hace 2 semanas
5 tiene(n) algo que comentar.:
Esto es lo que hay con esta panda de inútiles. El zoplapollas será recordado por mandar al paro en una legislatura a mas personas que en toda la democracia, (perdón todo ello es culpa de la crisis mundial), valiente panda de ineptos, ya sabéis progres en las próximas elecciones votad lo mismo y todos al paro. también hay que recordar que otro payaso menos en escena (el benegas), tanta paz lleves como descanso dejes, gandul.
Tengo una duda, Mortadelo. ¿Realmente mandan los ministros, presidentes, etc. que han sido electos y aparecen en los medios de comunicación? ¿O son sus asesores quienes deciden?
Apenas entiendo de política, pero sé que lo que llegamos a oír siempre está manipulado... Por lo que probablemente los que salen en los MCM son meramente los monigotes a los que se les insulta o aclama.
Qué mundo este...
Que razón tiene Perez Reverte, estamos en manos de una casta de políticos que mete miedo. Ellos están blindados ante cualquier crisis. Tienen en sus manos el poder de autosubirse los sueldos, blindar sus jubilaciones con solo una legislatura, etc.
Al final quien paga todo ese despropósito ya establecido, y los despropósitos provocados por sus ineficacias, somo los de siempre, los curritos, los últimos de la fila.
Saludos
Si certero fue aquel tango "cachivache" que ponía el siglo XX a parir, llamándole entre otras cosas "problemático y febril" y que "quién no mama es un gil", difícil lo tendrán los letristas del XXI cuando intenten definir lo actual, y en especial lo de ésta mi España de mis entretelas.
Una vez sacralizada la correción política (que consiste en callarse) impartida por los burros iletrados tipo Pepiño Blanco, o resuelto definitivamente el viejo sueño de la igualdad humana en las sabias manos de la ilustre fregona Aido, solo nos queda esperar, una vez adoptado el consenso aborregado de los que han recibido la educación, justo la precisa, (habemus LOGSE) para ejercer su glorioso derecho a sentir la ilusión de que su voto está interviniendo de forma decisiva en los altos destinos patrios cada cuatro años.
Solo nos queda esperar, decía, que esta panda de arribistas sin oficio pero con beneficio que llamamos clase política nos salve (con nuestros propios recursos) de la crisis que, su ignorancia y nuestros votos, han conseguido traer a este desdichado exsuelo patrio,(que ni siquiera de su composiciòn y significado estoy muy seguro).
La crisis, que en mi opinión no es ni financiera (en algún sitio estará el dinero) ni de confianza (que esa se perdió hace tiempo, si es que alguna vez la hubo), sino de verguenza torera que, básicamente, consiste en recordar y poner en uso los principios del sentido común, la obra bien hecha, y la valoración de la capacidad y el mérito, y que se han sustituido por los más posmodernos, libertarios y enrroladitos de la progresía iletrada y cateta de nuestra grey politicoadministrativaecologicadeizquierdaprogresistaresultonaychachigay, o sea, la panda de cabrones descerebrados que conocemos, cuyos principios borrosos se resumen en prorrogar indefinidamente la mamandurria, a la espera de que salga el sol por Antequera y no les pille.
El siglo XXI no suena a tango, sino a Requiem.
Si alguien no lo ha visto, resulta recomendable. He visto críticas de todo tipo, pero el tiempo les da la razón: ZEITGEIST.
Un saludo.
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