Recuerdo qué con 11 ó 12 años, le preguntaba a mi padre dos cuestiones.
La primera era: “¿qué pasa si no vas a misa los domingos?”, y él, pobre, me respondía que iría al infierno.
Por otra parte, la curiosidad me hacía interesarme en las razones por las que llevábamos más de diez años con Felipito González seguidos en la Moncloa. El me respondía: “porque a este país no le importa que estemos todos en paro”.
Pues bien, desde entonces tardé más bien poco en desterrar los domingos como día de tortura litúrgica semanal. Estoy seguro que voy a ir al cielo. Y sin embargo, llegados a este punto, sigo sin encontrar razones para desacreditarlo con respecto al segundo punto.
Me cansa culpar al “gabinete ZP” de la situación actual del empleo, a pesar de que la tienen. Últimamente, lo que me tiene entusiasmado es la actitud de los sindicatos frente a semejante coyuntura. Realmente, me asombra a mí, te asombra a ti y le asombra a él. Pero la diferencia es que quiero denunciarlo yo, quieres denunciarlo tú y no quiere denunciarlo él, porque si lo hiciera mandaría a la mierda varios años de resistencia izquierdista contra…contra… ¿contra qué?
Hace pocas semanas asisto como telespectador a un debate de estos de 59 segundos, sobre la situación económica. Como invitado estaba Cándido (no el sinvergüenza que tenemos de fiscal, si no Méndez). Ante mi estupor, me encuentro con un líder sindical que, en contra de la propia naturaleza del cargo, se esforzaba en justificar a aquéllos que no consideraban, de manera interesada, que la situación era para tanto. Bien, este individuo hace diez años, convocó una huelga general contra el decretazo impuesto por Aznar abaratando el despido. Tras este abaratamiento del despido, y tras la huelga general, el país continuó como hasta entonces: con un pie al lado del pleno empleo. ¿Como justificar entonces lo que ocurre ahora en la casa (acabada de pagar, supongo) de Cándido?
Tengo la solución: leo en La Voz de Galicia, periódico local de esa región que hasta hace pocos siglos era la más pobre de Castilla y ahora es la más pobre de sí misma, que el secretario general de CCOO (cambio de siglas, pero no de circo) amenaza con huelga tras el verano. ¡¡¡Claro!!! ¡¡¡Ahora lo entiendo!!!! Es sabido por todos que en una situación de huelga general, es de menester una buena manifestación por las cercanías de Plaza Colón, con sus pancartitas y todo. ¿Se imaginan ustedes semejante cosa con todos los sindicales blanquitos como la leche? Hay que ponerse guapos, y en estos tiempos de crisis, los solárium son un lujo excesivo. Lo ideal es pasarse un mesecito en las costas de Fuengirola a la bartola (rima curiosa), pero siendo sindicalista, es mejor estar dos, total, nadie me pide cuentas…Y está bien. ¿Se dieron cuenta de lo feúcho que está ZP, tan pálido y desmejorado? Por eso ya no se manifiesta. Por eso ya no sale nadie a protestar “contra el sistema”. Queda poco moderno. Es más, puestos a pedir, de aquí a septiembre seguro que pueden ahorrar para colocarse un buen par de globitos de silicona en el pecho y otro en los labios. Así, aparte de estar muy guapos con el escote y el bronceado, si la cosa se pone peor (que se pondrá), pueden ganarse la vida en DEC o Salsa Rosa. ¡¡Ah!! ¡¡No!! Mejor La Noria. A buen entendedor…
1 tiene(n) algo que comentar.:
Hoy, 1 de mayo se me antoja hablar mas aun de los sindicatos.
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